~A Mi Madre
~
Madre: No se por qué tus palabras
no tienen el vuelo con que trazaron
tus bendiciones celestes,
será por que me cercioro
que ya tus labios no tienen
más canciones que los besos
que entre tu pecho se duermen
como antaño se dormía
el niño febril, sonriente.
Yo no se por qué bajaron
luceros de oro a mi mente,
será para contemplarte de cerca,
los ojos rientes,
y robarles la pureza
de su fulgor permanente.
Y no se por qué sollozan
mis pobres ojos al verte,
será por qué ya tus pasos
no son ágiles ni alegres
como antaño cuando daban
a mis pies audacias breves,
será por qué con el tiempo
más católica te vuelves
y cumples entusiasmada
con amor tus nueve viernes,
y no sales de la iglesia,
donde me mandas a
veces.
En cambio, se por qué lloro
en las noches, de repente
de pensar que puedas irte
así nomás, para siempre
dejándonos sin tus ojos,
sin tus consejos solemnes,
sin tu voz y sin tus risas,
que son como pan
celeste.
MADRE: Yo no se por qué
me tiemblan las palabras
cuando miro que te me vas
apagando
como se apagan los cirios,
que se te llena la cara
de arrugas y de caminos
por donde ya transitaron
los dueños de los suspiros
labrando surcos de tiempo
empapados de rocío.
Y no se por qué contemplo
entre tus brazos queridos
la cuna imaginaria,
libre de penas y ruidos,
donde quisiera quitarme
un momento los silicios
de la amargura
dejada por los amores fingidos
©
Derechos
Reservados.
(Desconozco
su autor)
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