Por tu libre albedrío tu pudiste
rehusar el sacrificio
como hombre bendito sea tu amor, pués preferiste padecer lo que nunca tuvo nombre!
Jesús, Señor, ¿Qué daño tu me hiciste? ¿Qué tanto
Te ofendí¿ Mis culpas Te llevarón al martirio y todo fue por mi.
Con
Tu santa cabeza
coronada de punzantes espinas que tejí, con tu dulce mirada me has
mirado y yo... Señor...no comprendí Tu bondad, tanto amor me
exasperaron porque no soy capaz de amar así.
Cegado de soberbia
viste mi alma de rencor insaciable el corazón, y la furia en mi
pecho desataba cual una tempestad mi ingratitud.
Y
Te seguí en
mi afán desesperado-a por verte mas sufrir. Por ver Tu santo cuerpo
ensangrentado clavado en esa cruz.
¡Oh penas tan
amargas, jamás se
han de encontrar más duras que las piedras que te hacen
tropezar! ¡Oh Virgen Dolorosa que estás en el camino! ¡Oh lágrimas benditas en rostro tan
divino!
La
copa de amargura rebosaba y hasta la última gota fue por mi, mirando
tus heridas que sangraba mas tu dolor no vi....
Y al verte allí
crucificado ni una fibra en mi ser se conmovió, y entonces como
ahora has perdonado aún tienes, Señor, piedad de mi, yo sigo
siendo el pecador ingrato aquel que en Tu viacrusis tan cruel te
atormento. tu sigues siendo el mismo, aunque muchos te nieguen y
digan que no existes, yo creo....¡Creo en Ti!
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