Qué estéril fue tu sangre nazareno,
y tu cruz y tu sed, todo fue en vano,
hay un fiero Caín en cada hermano,
y en cada turbia lágrima un veneno.
Hoy como ayer se crucifica al bueno,
y tríunfa sobre el cóndor el gusano,
hoy como ayer el corazón humano,
vierte perfidia, vanidad y cieno.
Qué estéril fue tu sangre, todavía,
el odio es amo y rey como en el dia
de aquel pueblo maldito y lapidario;
a nada a dado frutos tu semilla,
nadie quiere poner la otra mejilla,
qué estéril fue tu sangre, nazareno!
Salvador Escudero
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