Mi padre nunca me dió
riquezas cuando era niño,
pero su ternura, amor y cariño,
él nunca me los negó.
A trabajar me enseñó
debajo del sol caliente.
me educó y sus consejos
prevalecen en mi mente.
Y jamás voy a olvidar
cada vez que me decia:
"Ayuda a tu semejante aunque
su paga sea mal".
Ni tampoco he de olvidar,
la decisión que tomé
para enfrentarme a la vida,
sin pensar que mi padre
sufriría mi partida.
Por eso con el corazón
y con toda el alma mía
volver a su lado ansío,
y si por mi culpa ha sufrido
esa no fué mi intensión,
y si merezco el perdón:
"Perdóname Padre Mio".
Autora: La Exotica 3
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Junio 13, 2002
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