



Voy dejando de ser vigor y
fortaleza desprendidos de los bordes de mi vida.
   El otoño va
tocando a su fin y ya avistó las aristas de un invierno de luz
desconocida; ¿qué ha sembrado? vuelvo la vista y contemplo el
campo desierto todavía; quizá fue mala la semilla, la que dejé
caer tras los pasos arrogantes de esta odisea mía
   El
esplendor que alumbrara mi pasado, de oropel y mentira poco a
poco se apaga la juventud es estuche de fantasías, llegaré a
extender mis manos y no alcanzaré nada, porque mis manos están
vacías.
   Traspongo el umbral que lleva a mi nueva
estancia como las hojas del árbol sentiré que el soplo helado de
otra estación sacude mi inútil arrogancia.
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Página actualizada 5-9-18
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