Ante tus pies de rodillas hoy te pido compasión
por los valientes soldados que defienden la nación.
Son muchos los que han caído.
Y son muchos los que están allá en el frente de guerra
sin saber si volverán.
No los dejes ni un minuto, guíales todos sus pasos,
cada segundo del día escúdalos con tus brazos.
Permite que vuelvan sanos los que no han perecido.
Recibe en tu Santo seno al soldado que ha caído.
A los que estén prisioneros, devuelve su libertad,
y haz que termine la guerra para que vuelva la paz.
Basta de dolor y lágrimas, basta de sangre y muerte,
basta ya de enfrentamientos para ver quien es más fuerte.
¿Acaso no es demasiado el dolor y el desconcierto
de no saber si tu hijo vendrá vivo o vendrá muerto?
¿De no saber si tu hermano, si tu esposo o tu amigo
algún día volverá como antes a estar contigo?
Yo sé que nuestros soldados luchan por un ideal,
y es la paz del mundo entero lo que ellos quieren lograr.
Estamos muy orgullosos de esos soldados valientes
pero ya estamos cansados de conflictos y de muertes.
¡Decláralos en victoria! ¡Haz que se acabe la guerra!
Y que reine para siempre la paz sobre la tierra.
Que podamos celebrar el regreso de los nuestros,
los héroes de ésta nación...estén vivos o estén muertos.
Autora:
Explotie
© 2003 Derechos Reservados
Abril 15, 2003
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