
¡Juventud, divino
tesoro, ya te vas para no volver! ¡Cuando quiero
llorar, no lloro, y a veces lloro sin querer!....
Plural
ha sido la celeste historia de mi corazón. Era dulce niña en
este mundo de duelo y aflicción.
Miraba como el alba
pura; sonreía como una flor. Era su cabellera obscura hecha de noche y de dolor.
En vano
busqué la princesa que estaba triste de
esperar. La vida es dura. Amarga y pesa. ¡ Ya no hay
princesa que cantar!
Mas a
pesar e ltiempo terco mi sed de amor no tiene
fin; con el cabello gris, me aserco a los rosales del
jardín...
¡Juventud, divino tesoro, ya te vas para no
volver! !Cuando quiero llorar, no lloro, y a veces lloro sin
querer!...
¡Mas es
mía el Alba de oro!
Rubén Darío
©
Derechos Reservados
|